CAPÍTULO 1x14

 

Capítulo 14

 

ANTERIORMENTE EN LA PLAZA…

 

Manu recibe los resultados de las pruebas… lo que le une a Alberto. Lidia se toma su intento de violación de manera muy distinta a la de Alicia. Rosa y Ernesto tienen noticias de Rubén, pero ahora ellos están preocupados por la extraña actitud de Nico. Alicia y Hugo se encuentran… y surgen viejos sentimientos. Iago idea un plan de venganza, aunque quizás no todo salga como él esperaba.

 

NOVIEMBRE DEL 2008

 

PISO DE LOS MARTÍNEZ/ COCINA/ MAÑANA

 

Rosa lleva unas grandes ojeras rodeando sus ojos. Se toma una taza de café apoyada en la encimera de la cocina, mientras permanece con la mirada perdida en algún punto de la misma. Rubén no tarda en aparecer por allí, con el móvil en la mano.

 

- Nada. El muy hijo de puta sigue sin cogerme el teléfono.

 

- Quizás te estés aventurando demasiado.

 

- ¿Qué quieres decir?- pregunta el chico, sin entender a su madre.

 

- Pues que a lo mejor no ha sido él. Podría haber sido cualquiera.

 

- Mamá, créeme. Ha sido Iago… no es buena persona.- Rubén suspira.- Hazme caso, le conozco.

 

Rosa se queda pensando unos segundos.

 

- Esto es todo culpa tuya.

 

- ¿Cómo?- Rubén parece sorprendido por las palabras de su madre.

 

- Me has oído perfectamente, y sabes que llevo razón. Si no te hubieras metido en esos negocios que lo único que han hecho ha sido joderte la vida, todo habría sido diferente… ahora tu padre estaría aquí.

 

- Mamá, no puedes pretender que yo tenga la culpa de todo.

 

- Y no lo pretendo. Ojala estuviese equivocada… pero sé que no. Y tú también lo sabes.

 

Rubén está a punto de responder, pero en ese momento aparece por allí Claudia, la cual parece haber escuchado todo.

 

- Mamá, no te pases.

 

- Esto no te incumbe, Claudia.- espeta la mujer a su hija.

 

- Desde luego que me incumbe. Me incumbe desde el momento en el que son mi madre y mi hermano los que están discutiendo.

 

- No entiendes nada.

 

- Sí, si que lo entiendo… y no tienes razón. La culpa fue mía por haber dejado la barra desatendida.

 

- Tampoco te las eches tú, Claudia.- comenta Rubén, gratamente sorprendido por la actitud de su hermana.

 

Rosa está dispuesta a responder, pero en ese momento Nico aparece por la cocina, con muy mala cara.

 

- Mamá, ¿me llevas al instituto?

 

- Si, hijo…- Rosa se gira hacia sus dos hijos mayores.- Luego me pasaré a ver a vuestro padre. Pasaros por el bar para echar un ojo a Ramón.

 

- Sí mamá, no te preocupes.- sonríe Claudia.- Todo está bajo control.

 

- Vale… hasta luego.

 

- Chao.- se despiden sus dos hijos mayores.

 

Rosa y Nico salen de la cocina, y cuando Rubén y Claudia oyen la puerta de salida cerrarse, el chico mira a su hermana, agradecido.

 

- Después de todo lo que pasó, eras la última persona que me podía imaginar que fuera a defenderme…

 

- La gente cambia, Rubén.- la joven agacha la cabeza.- Se que me porté fatal contigo… y de verdad, quiero arreglarlo.

 

Rubén sonríe, y abraza a su hermana con ternura.

 

- Ya está arreglado, Claudia… ya lo está.

 

PELUQUERÍA/ INTERIOR/ MAÑANA

 

Marisa coloca nuevos aparatos en el lugar, vestida de una manera muy desastrosa. La mujer parece algo cansada, y tiene grandes ojeras rodeando sus ojos, pero eso no le impide llevar un buen ritmo de trabajo. En ese momento la puerta se abre, dando paso a Olga.

 

- Buenos días…

 

- ¿Qué estás haciendo aquí?- pregunta Marisa, de malas maneras.

 

- Tenemos que hablar.

 

- No. Tú y yo no tenemos nada de lo que hablar, así que te agradecería que te marcharas.

 

Olga, cabizbaja, se dispone a salir de la peluquería, pero finalmente no lo hace.

 

- No, Marisa. No pienso marcharme de aquí hasta que me escuches.

 

- No tengo nada que escuchar. Esta todo muy claro… tú ya te has posicionado, y desde luego, no ha sido al lado de tu supuesta mejor amiga.

 

- ¿Por qué te estás comportando de una manera tan infantil? Tienes más de cuarenta años, es edad suficiente para comprender ciertas cosas.

 

- ¿Has venido para insultarme?- pregunta la peluquera, molesta.- Porque vamos, ya es que eso es lo último que me faltaba.

 

- No, he venido para intentar arreglar las cosas, pero creo que nunca lo conseguiremos si no nos decimos lo que realmente pensamos la una de la otra sobre lo que está pasando y sobre como nos estamos comportando.

 

- ¿Quieres que seamos sinceras?- Olga asiente.- Muy bien, entonces lo seremos. Lo que yo opino de ti es que siempre has estado tras Teodoro, desde que nos conocemos, y has aprovechado la mínima oportunidad para lanzarte sobre él, sin importarte que es el marido de tu mejor amiga, y lo que ella pueda sentir al verlo.

 

- No me puedo creer que siempre hayas pensado eso de mí.

 

- Ya ves. La gente es una caja de sorpresas.

 

- Fue Teodoro el que vino pidiéndome alojamiento, y yo se lo di en calidad de casera. No en calidad de mujer enamorada, que no lo soy, ni en calidad de supuesta mejor amiga de su mujer. Llevo un negocio, y no puedo hacer distinciones al respecto, ¿por qué no lo entiendes?

 

- Porque es inentendible.- Marisa niega con la cabeza.- Mira, he decidido reabrir la peluquería, y tengo mucho trabajo, así que te agradecería que te marcharas.

 

- Muy bien, me marcho… pero ya sabes donde encontrarme cuando te des cuenta de que estás cometiendo un gran error. Adiós, Marisa.

 

Olga abandona el local con los ojos llenos de lágrimas, y Marisa se sienta en una de sus nuevas sillas, suspirando.

 

BAR “MARTÍNEZ”/ INTERIOR/ MEDIODÍA

 

Ramón se encuentra tras la barra, recogiendo algunos platos de comida en el lavavajillas, cuando Marta entra al lugar apresuradamente y se sienta en una de las butacas que rodean la barra.

 

- Un café, por favor.

 

- Se dice buenas tardes.- apuntilla el chico con una sonrisa.

 

- ¿Te pagan por servir lo que te piden o por exigir a tus clientes buena educación?- responde Marta, molesta.

 

Ramón, sorprendido por la respuesta de la chica, comienza a preparar el café.

 

- Oye, no quiero meterme donde no me llaman, pero ¿te pasa algo?

 

- Si no te quieres meter donde no te llaman, no te metas. ¿Para cuando ese café?

 

- Ya mismo está.

 

- Ponlo para llevar, no tengo tiempo.

 

- Como quieras, el cliente manda.

 

Permanecen en silencio hasta que Ramón le sirve el café en un vaso de plástico.

 

- Aquí tienes.

 

- Gracias.- Marta, tras pagar, se levanta y se dirige hacia la puerta. Antes de salir, se gira de nuevo hacia el camarero.- Por cierto, ¿cómo te va con Claudia?

 

La chica se marcha, ante la sorpresa de Ramón.

 

PISO DE LOS RUÍZ/ DORMITORIO DE ISABEL Y ROBERTO/ MEDIODÍA

 

Paco entra al dormitorio, con el mono de trabajo lleno de grasa. Se dirige hacia la cómoda, y la abre, buscando algo. Coge un pequeño monedero, lo abre, y saca un billete de cinco euros. Cuando va a dejarlo, ve una carpeta que le llama la atención.

 

“¿Qué es esto?” se pregunta el joven sacándola. Tras pensar durante unos segundos, la abre, y lo primero que ven son unas fotografías de Isabel paseando a Verónica por la calle. Otras con su hija en el interior de casa, y otras de esas mismas características.

 

- Joder, no me lo puedo creer…

 

PISO DE IAGO/ RELLANO/ TARDE

 

Rubén, nervioso, espera nervioso frente a la puerta del piso que una vez habitó. Timbra un par de veces, hasta que la puerta se abre, dando paso a Iago, que le mira sorprendido.

 

- ¿Qué estás haciendo aquí?- Iago, además de sorprendido, parece molesto.- Te dije que no quería volver a verte.

 

- ¿Cómo puedes ser tan cabrón?

 

- ¿Perdona? Lo siento Rubén, pero no pienso consentir que vengas a mi casa a insultarme.

 

Iago se dispone a cerrar la puerta, pero el visitante se lo impide.

 

- Mis padres no tienen la culpa de nada, ¿entiendes?

 

- ¿Y quién ha dicho que la tengan?

 

- Pues parece ser que tú.- espeta Rubén, intentando no perder la paciencia.

 

- ¿Yo?- Iago intenta fingir sorpresa.

 

- Mira tío, conmigo no te hagas el tonto, que nos conocemos ya muy bien, ¿eh?

 

- Rubén, de verdad que no sé de que me estás hablando.

 

- Han detenido a mi padre.

 

- ¡¿Cómo?!- Iago si que parece ahora realmente sorprendido.- Eso no puede ser…

 

- ¡Deja de tratarme como un estúpido!- el chico por fin estalla.- Sé que fuiste tú el que dejaste allí la droga, así que no intentes negarlo. Lo que todavía no sé es lo que pretendías con ello.

 

- Que te detuvieran a ti, Rubén.- responde Iago, ahora sonriendo.- Pero jamás quise perjudicar a tu padre.

 

- Pues mira por donde, eso es lo único que has conseguido.

 

Ambos se miran en silencio durante unos segundos. La tensión reina en el ambiente, hasta que por fin Iago se decide a hablar:

 

- Yo… lo siento, Rubén. Ya te he dicho que no era mi intención que a tu padre le pasara nada.

 

- El problema no es ese, Iago. El problema es que ya no me fío de ti. Y si tanto lo sientes… entrégate. Él no tiene la culpa de mis errores.

 

Iago mira sorprendido al chico, y no puede evitar el sonreír.

 

- Estás de coña, ¿verdad?

 

- ¿Tengo cara de estar de coña?

 

- Mira Rubén, siento mucho lo que le ha pasado a tu padre, pero no sueñes cosas que no van a pasar. No pienso entregarme.

 

Iago cierra la puerta sin decir nada más, y Rubén, enfadado, da un fuerte puñetazo a la pared que hace que sus nudillos empiecen a sangrar.

 

- ¡Mierda!

 

HOSPITAL CLÍNICO/ CONSULTA DE ROBERTO/ TARDE

 

Roberto se encuentra tras su mesa de trabajo, archivando unos historiales todavía con su bata blanca de trabajo, cuando de repente la puerta se abre, y ante su sorpresa, Paco entra como un torbellino.

 

- ¡Paco! ¿Te encuentras bien?

 

- Tenemos que hablar, Roberto.

 

- Claro.- el hombre deja los historiales a un lado, y sonríe a su suegro- Siéntate y cuéntame, ¿te encuentras mal?

 

- No Roberto, esto no es sobre mi salud.

 

- ¿Entonces?- Roberto parece confuso.

 

- Quiero que me expliques esto.

 

Paco lanza las fotografías sobre la mesa, y Roberto le mira, sorprendido.

 

- ¿De dónde las has sacado?

 

- Isabel me dijo que sacara dinero de vuestra cómoda, tenía que hacer unos ingresos que corrían bastante prisa y no encontraba mi cartera. Imagínate la sorpresa que me llevé al descubrir estas fotos metidas en una carpeta.

 

- No es lo que parece, Paco.

 

- Eso es lo que quiero que me cuentes… de que se trata.

 

Roberto mira unos segundos al hombre, dudando, y luego suspira.

 

- Mira, todo empezó como una simple broma.

 

- ¿Una broma?- Paco parece algo escandalizado.- ¿Seguir a tu mujer, que a su ves es mi hija, te parece una broma?

 

- ¿Vas a dejar que me explique?

 

- Sí, perdona. Sigue.

 

- Mira, yo sabía que Isabel me había puesto un detective para que me siguiera. Por muy buenas recomendaciones que tuviera de él, la verdad es que Fermín era un poco chapucero.- Roberto suspira antes de continuar.- Estuve siempre pendiente para ver cuando le mandaba información, y cuando lo hizo… decidí devolvérsela.

 

- Pero a ti también te seguía…- Paco está confundido.

 

- Lo sé. Fue para despistarla. Tuvimos que idear un plan deprisa y corriendo, y por eso mismo declare a su favor ante el comisario y quedó en libertad.

 

- Nunca pensé que fueras capaz de hacer algo así, Roberto.

 

- La verdad es que yo tampoco.

 

Ambos se quedan unos minutos en silencio, pensativos.

 

- Se lo tienes que contar a Isabel.

 

- ¿Cómo?- Roberto se escandaliza con la idea de su suegro.- ¿Estás loco? Eso supondría un divorcio casi seguro.

 

- Si tuviste el valor de hacer esa broma, también deberías de tener el valor de dar la cara por ella.

 

Roberto mira al hombre con cierta molestia, y este se levanta y se dirige hacia la puerta. Antes de salir, se gira hacia su yerno.

 

- No sé si mi hija te perdonará o no, Roberto… pero has de saber que a mí me has decepcionado mucho. Siempre pensé que eras un buen hombre para ella… pero ya me doy cuenta de lo equivocado que estaba.

 

Paco se marcha, y Roberto se recuesta sobre la silla suspirando. Está muy preocupado.

 

BAR “MARTÍNEZ”/ EXTERIOR/ NOCHE

 

Ramón se encuentra en la puerta del bar, cerrando la verja, cuando por detrás de él aparece Marta, aunque él no se da cuenta de su presencia hasta que la joven carraspea. El chico se gira, algo asustado.

 

- Perdona, no quería asustarte.- se disculpa la chica.

 

- Pues lo has conseguido.

 

Los dos se quedan en silencio unos segundos.

 

- Siento… siento mi actitud de esta mañana…

 

- No tenías ningún motivo para ponerte de esas maneras, Marta.- comenta Ramón, dejando ver la decepción en su voz.- No me lo esperaba, la verdad… y mira que sabía que sabías lo de Claudia, pero…

 

- A pesar de todo, no tenía motivos para ponerme así.- le interrumpe la joven.

 

Los dos sonríen.

 

- Entonces… ¿todo olvidado?

 

- Olvidado.- sonríe el joven.- Anda, ven aquí.

 

Los amigos se abrazan, contentos de haber arreglado sus diferencias.

 

PISO DE MARTA, LIDIA, ALICIA Y MANU/ EXTERIOR/ NOCHE

 

Manu llega al portal con su bolsa de la escuela de danza. Busca las llaves en el interior de la misma, y cuando las encuentra, las mete en la cerradura justo en el momento en el que nota una mano posarse sobre su hombro. Es Alberto.

 

- ¿Te he asustado?

 

- No, tranquilo.- sonríe Manu.- ¿Qué haces aquí?

 

- Vine a buscarte cuando salí del hospital, pero Alicia me dijo que estabas en la escuela.

 

- Así es.

 

Los dos se quedan en silencio por unos segundos.

 

- Me preguntaba si… te apetecería salir a tomar algo ahora…

 

- La verdad es que estoy algo cansado.- Alberto parece decepcionado con la respuesta del joven.- Pero… ¿por qué no subes y nos lo tomamos en casa? Además supongo que estarán ya todas.

 

- No sé si es buena idea…- responde el médico.

 

- ¿Por qué?

 

- Nunca ha sido un gran secreto que no caigo demasiado bien a tus compañeras de piso, ¿no?

 

Manu esboza una leve sonrisa antes de hablar:

 

- Mira, ellas también suben a amigos suyos que no me caen bien a casa, y yo me tengo que aguantar, así que hoy que se aguanten ellas. Porque eres mi amigo, ¿no?

 

- Eso por supuesto.

 

- Entonces no hay más que hablar. Vamos.

 

Manu abre la puerta, y espera a que Alberto entre. Éste, tras pensarlo unos segundos, se dirige al interior ante la sonrisa orgullosa del chico.

 

EN EL PRÓXIMO EPISODIO DE LA PLAZA…

 

Paco no deja de ejercer presión hacia Roberto, el cual termina perdiendo la paciencia… con unas consecuencias insospechadas. Iago idea un nuevo plan para hundir a Rubén, mientras el chico consigue el favor de su familia. Empiezan a surgir tensiones entre Rodolfo y Teo en la convivencia. Es hora de que Mateo y Diego arreglen las cosas. Hugo recibe una petición de ayuda de quien menos se lo podría esperar.

 

Por orden de aparición:

Rosa Esteban… Maribel Rivera

Rubén Martínez… Martiño Rivas

Claudia Martínez… Clara Lago

Nico Martínez… Jorge Jurado

Marisa Silva… Montse Guallar

Olga Uño… Itziar Miranda

Ramón Díaz… Marco de Paula

Marta Heras… Mariona Ribas

Paco Ruiz… Manolo Zarzo

Iago Jota… Carles Francino

Roberto Antúnez… Armando del Río

Manu Muñoz… Yon González

Alberto Rodríguez… Eloy Azorín